Los músculos extraoculares envían información propioceptiva a muchos lugares del encéfalo, entre ellos el sistema vestibular y el cerebelo. Si la información es equivocada, los errores se reflejarán en el sistema musculoesquelético. Por ejemplo, los pobres movimientos oculares, un resultado probable de lesión en los músculos extraoculares, afectará de forma adversa actividades simples de la vida diaria, como leer y conducir vehículos. Un paciente que no puede conducir con seguridad, leer con eficacia o moverse libremente por el espacio está significativamente alterado (Ciuffreda et al. 1996).
Las consecuencias funcionales de las anomalías del sistema visual son sustanciales (Padula, 1996).
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